Resumen – comentario
¿Cuántos en la vida universitaria se sentaron al lado de compañeros con promedio cercano al cien, y un tiempo después de finalizar los estudios se dieron cuenta que varios de estos compañeros no alcanzaron el éxito laboral o personal?, ¿cómo es esto posible?
Tanto Goleman como Gardner concuerdan en que la inteligencia racional o cociente intelectual (C.I.) no es el mejor predictor del triunfo, hay algo más que hace la diferencia: “Inteligencia Emocional” y “Teoría de Inteligencias Múltiples”, respectivamente.
Gardner refiere que los seres humanos cuentan con un mínimo de ocho inteligencias desarrolladas a diferente escala: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal, intrapersonal, interpersonal y naturalista; mismas que están determinadas por la genética, la interacción con el medio y la mediación con la cultura en una época determinada: el ser humano debe ser visto y comprendido desde esta multiplicidad.
Sin embargo, los paradigmas tradicionales de educación basan sus programas en teorías verticales, centradas en el maestro y en la inteligencia lingüística y matemática, dejando por un lado la multiplicidad. Los nuevos paradigmas, han introducido teorías que modifican estas viejas estructuras paralizantes: fomentar experiencias motivantes y significativas en el aprendiz, horizontalidad, educación centrada en el alumno, desarrollo y evaluaciones enfocadas a la multi-inteligencia para provocar actitudes metacognitivas.
Migrar a estos nuevos paradigmas repercute en tener estudiantes motivados, que desarrollan liderazgo, manifiestan interés en el aprendizaje, mantienen el buen humor, encuentran un significado a la educación y aportan a la sociedad en la que habitan.
Lo anterior sigue siendo una labor de equipo (sinergia) entre alumnos, sociedad y docentes, quienes juegan un papel importante. En este sentido, el Dr. Lapalma hace una invitación a los docentes a iniciar el proceso, creando un modelo único y útil para su contexto, ¡es un desafío!